11 de febrero de 2013

La auténtica belleza

Esta semana todo el mundo se rasga las vestiduras por el anuncio de la Super Bowl en el que la supermodelo Bar Refaeli besa al actor Jesse Heiman.




Lo que más me indigna ha sido escuchar por parte de algunos de mis conocidos frases despectivas hacia el anuncio del tipo "Dios, que asco", o "¿Cúanto han tenido que pagarla por besar a ese?"

La idea del anuncio en sí me parece sugerente: La combinación de belleza e inteligencia es perfecta. Aunque me molesta la cara con la que ella le mira en un primer momento, y el manido cliché sobre la imposibilidad de tener las dos cualidades. En sí, la publicidad es brillante: ha sido osado, transgresor y ha conseguido que se hable de él en todo el mundo. Pero, ¿por qué motivo se habla tanto de este anuncio?

Creo que hay dos factores principales. Es explícito: Nos muestra un beso que a pesar de durar unos segundos, dura bastante más de lo que desearíamos. ¿Por qué causa rechazo o incluso repulsión?
¿Acaso no besamos todos? Sé que algunos no han tenido la suerte o desgracia de recibir un beso de ese tipo, pero ¿quién no recuerda con cierta nostalgia los largos e inexpertos besos de la adolescencia?
Si Bar Refaeli en lugar de besar a este actor, besase por ejemplo a su ex, Leonardo Di Caprio, ¿realmente nos causaría el mismo efecto? Por mucho que alguna de mis conocidas alegue que le da tanto asco el anuncio por lo mal que el chico besa, creo que la respuesta es negativa. Inconscientemente o no, a mucha gente le repele que ella bese a un hombre "poco agraciado" físicamente.
Y ahí surge el segundo factor: el físico. El anuncio muestra a una mujer con un cuerpazo prodigioso según los cánones de belleza actuales y a un hombre "inteligente pero feo y gordo" ( a mí tampoco me parece tan feo pero para gustos los colores).
¿No existen los hombres inteligentes y guapos? Sí, pero no resulta tan chocante ver a dos guapos dándose el lote. Es lo que la sociedad espera y desea ver. ¿Realmente no queremos ver a feos? ¿No tienen los feos el mismo derecho a ser besados? ¿Y quién decide quién es feo? ¿Las personas con sobrepeso directamente son feas?

No es nuevo que vivimos en una sociedad de culto al cuerpo, a la juventud. Buscamos captar un instante fugaz y convertirlo en nuestra máscara, nuestro disfraz. Intentando aparentar que somos nosotros mismos.
Hace poco buscando por youtube un tutorial de trenzas de espiga, llegué por casualidad al mundo de las youtubers del "make up". En un primer momento me pareció interesante, instructivo e incluso me dejé llevar vídeo tras vídeo en esa vorágine sobre pinceles, sombras, brochas y productos coreanos.
Colocada con los vapores de las lacas de uñas, cuando empecé a ver que algunas chicas gastaban más en productos de belleza que yo en alquiler empecé a preocuparme. Chicas que dedican casi todo su tiempo libre a maquillarse, depilarse, teñirse las mechas californianas, usar extensiones, contornearse e iluminarse... Es decir, "realzar" sus atributos físicos con todas las herramientas que tienen a su alcance. No voy a criticar el consumo de cosméticos a favor de la naturalidad, cada cual que haga lo que quiera para sentirse mejor consigo mismo. Lo que sí me parece alucinante es lo que hay detrás. ¿Por qué escondemos nuestra verdadera belleza? ¿Por qué es horrible tener una imagen que no sale en las revistas? Todos quieren ser atractivos, pero yo me pregunto, ¿atractivos con respecto a qué?

¿Por qué cada día hay más gente que odia su aspecto y su cuerpo?

Desnudo sobre silla roja, Lucian Freud
Después de estudiar arte durante años, intento apreciar la belleza de todos los individuos, independientemente de lo mucho o poco que se parezcan a los cánones griegos. Pienso que la belleza es una ilusión, cuando más atractivos somos es cuando por fin nos queremos a nosotros mismos. Las personas la conciben como si del mundo de las ideas de Platón se tratara. Existe ese concepto de hermosura perfecta, estática, que todos hemos visto y por eso guardamos una imágen difuminada en nuestra mente. Pero nosotros nos encontramos en el mundo sensible, en el que por mucho que las personas luchan por coseguir la belleza ideal, no son capaces de alcanzarla. Al fin y al cabo, no podemos convertir lo perecedero en inmutable.
De lo que no somos conscientes es de que ni siquiera somos capaces de recrear la magnificencia que vimos en el mundo de las ideas y TODOS acabamos sucumbiendo a bellezas terrenales. Porque cuando te enamoras platónicamente de alguien, tu percepción de su imagen pasa a formar parte del mundo de las ideas. Y ya no hacen falta maquillajes ni artificios: poseemos por fin la más absoluta belleza.




No hay comentarios:

Publicar un comentario