A veces un día cualquiera, con gente
cualquiera, en un bar cualquiera, conoces a personas excepcionales. A
veces dichas personas te acribillan a preguntas que nunca antes te
fueron formuladas: algunas más personales, otras más
transcendentales, que a pesar de hacer que te cuestiones si seguir
hablando con esa persona es bueno para ti o tu propia salud mental,
ves un brillo dentro de ellos que te hace saber que son únicos. Que
como por un magnetismo propio de la fortuna, estaba predestinado que
os cruzaseis.
Nuestro trato inicial no fue sencillo,
principalmente por tu personalidad “abrumadora” y mi
animadversión a la presión. Porque me dijiste que como misántropa
anacoreta solo me esperaba una vida de desgracias, algo que aunque
siempre he sabido, me niego a aceptar. A pesar de todo ello conseguí
tener contigo muchas de las conversaciones más memorables de este
año, también algunas de las más encarnizadas por sentirme
incomprendida y prejuzgada.
Nos hemos hecho daño mutuamente, y
también nos hemos ayudado a crecer. Porque aunque en ocasiones me
siento la persona más opuesta a ti del universo, también hay veces
que pienso que soy una parte de ti y tú de mí. Es complejo
explicarlo. Es como si hubiésemos sido la misma persona en
diferentes vidas. Vidas que probablemente nos llevaron a ser esa
persona.
Me ayudaste a desenterrar dolor, a
cicatrizar, a llorar. A introducir un poco de luz en un cuerpo que
creía putrefacto por la lobreguez. A soltar bloques de hormigón de
esos que se cargan durante tanto tiempo a la espalda. Y debo decirte,
GRACIAS, pero de esos con mayúsculas, por ayudarme a enfrentarme a
mis fantasmas y vencer miedos. También debo pedirte perdón por
muchas cosas, pero creo que eso está implícito y ambas sabemos que
debemos la una a la otra perdonarnos.
Está sonando “Fix you” esa canción
siempre me hace pensar en ti. Esté en mi casa sin parar de llorar
porque te has ido, o recorriendo las calles de Venecia. Y creo que en
parte me resulta tan complejo decirte adiós no solo porque te marches, te añore y te quiera, sino porque tu marcha se
lleva consigo una parte de mí a la cual no quiero aferrarme, pero me
aterro a dejarla marchar. Conlleva que debo mudar pieles, crecer, y
dejar de ser quien era para convertirme en quien seré. Y únicamente
espero que en ese futuro no muy lejano, siempre que diga tu nombre te
encuentre. Eso y que seas feliz, que lo mereces.
Ich werde auf dich trinken, gute Freundin!
He acabado aqui de casualidad y aunque tiene ya su tiempo por lo que veo, me ha dado por comentar aqui, el más actual.
ResponderEliminarMe han llegado las cosas que he leido, se ve que eres una persona increible, de las que desgraciadamente hay pocas. Muchas veces no decimos este tipo de cosas por el qué dirán o pensarán y me da igual. Pienso que es importante decirle a la gente, este tipo de cosas aunque no la conozcas mucho.
Pues eso, que eres importante, que no estás sola y que me alegra toparme de vez en cuando con que todavia queda gente como tu en el mundo..