1 de septiembre de 2013

Gute freundin

A veces un día cualquiera, con gente cualquiera, en un bar cualquiera, conoces a personas excepcionales. A veces dichas personas te acribillan a preguntas que nunca antes te fueron formuladas: algunas más personales, otras más transcendentales, que a pesar de hacer que te cuestiones si seguir hablando con esa persona es bueno para ti o tu propia salud mental, ves un brillo dentro de ellos que te hace saber que son únicos. Que como por un magnetismo propio de la fortuna, estaba predestinado que os cruzaseis.

Nuestro trato inicial no fue sencillo, principalmente por tu personalidad “abrumadora” y mi animadversión a la presión. Porque me dijiste que como misántropa anacoreta solo me esperaba una vida de desgracias, algo que aunque siempre he sabido, me niego a aceptar. A pesar de todo ello conseguí tener contigo muchas de las conversaciones más memorables de este año, también algunas de las más encarnizadas por sentirme incomprendida y prejuzgada.

Nos hemos hecho daño mutuamente, y también nos hemos ayudado a crecer. Porque aunque en ocasiones me siento la persona más opuesta a ti del universo, también hay veces que pienso que soy una parte de ti y tú de mí. Es complejo explicarlo. Es como si hubiésemos sido la misma persona en diferentes vidas. Vidas que probablemente nos llevaron a ser esa persona.
Me ayudaste a desenterrar dolor, a cicatrizar, a llorar. A introducir un poco de luz en un cuerpo que creía putrefacto por la lobreguez. A soltar bloques de hormigón de esos que se cargan durante tanto tiempo a la espalda. Y debo decirte, GRACIAS, pero de esos con mayúsculas, por ayudarme a enfrentarme a mis fantasmas y vencer miedos. También debo pedirte perdón por muchas cosas, pero creo que eso está implícito y ambas sabemos que debemos la una a la otra perdonarnos.

Está sonando “Fix you” esa canción siempre me hace pensar en ti. Esté en mi casa sin parar de llorar porque te has ido, o recorriendo las calles de Venecia. Y creo que en parte me resulta tan complejo decirte adiós no solo porque te marches, te añore y te quiera, sino porque tu marcha se lleva consigo una parte de mí a la cual no quiero aferrarme, pero me aterro a dejarla marchar. Conlleva que debo mudar pieles, crecer, y dejar de ser quien era para convertirme en quien seré. Y únicamente espero que en ese futuro no muy lejano, siempre que diga tu nombre te encuentre. Eso y que seas feliz, que lo mereces.

Ich werde auf dich trinken, gute Freundin!


15 de agosto de 2013

Espejos

Dicen que los ojos son el espejo del alma, y que los espejos son las puertas a otros mundos. Mundos en los que al fijarse los tuyos en los míos un océano abrasador de lava turquesa me salpica y me absorbe, empapando cada poro de mi piel, arrastrándome en un torbellino de emociones que me recorre ardiente las entrañas. Abre mi pecho y conecta en otra dimensión cual agujero de gusano. Permite que me veas cual soy: sin artificios, capas, pieles y muros que construyo para proteger mi sistema inmunológico de posibles agresiones externas. Invasiones como la tuya, aunque sea yo misma quien devaste todos los diques que probablemente en el futuro me ahoguen. Pero en este instante, en otra realidad, has destruido la barrera temporal y conseguido que atesore cada latido de esa mirada como si fuese el último, ya que aquellos momentos que en su totalidad no llegaban a un minuto, bien valdrían una vida entera.

7 de junio de 2013

Nada más se llena

"alone with everybody"


the flesh covers the bone
and they put a mind
in there and
sometimes a soul,
and the women break
vases against the walls
and them men drink too
much
and nobody finds the
one
but they keep
looking
crawling in and out
of beds.
flesh covers
the bone and the
flesh searches
for more than
flesh.

there's no chance
at all:
we are all trapped
by a singular
fate.

nobody ever finds
the one.

the city dumps fill
the junkyards fill
the madhouses fill
the hospitals fill
the graveyards fill

nothing else
fills.”


Charles Bukowski,
Love is a Dog from Hell

2 de junio de 2013

Mudando pieles

No dejo de sentir dolor. Y las lágrimas que antes era incapaz de derramar, ya brotan. Y los momentos y las palabras resuenan en mi mente sin cesar. Y veo lo que no quiero ver, lo que oculto, lo que duele. Lo que nadie debería vivir. Y reciclo sentimientos, y mudo pieles, y revivo para conseguir eliminar todo el veneno que hay en mí. Pero el veneno no se marcha sino que se intensifica, volviendo negras cada vez más partes, pudriendo cada zona a su paso. Eliminando esperanzas y ahogando con realidad. La realidad de saber que a nadie le importas, que vives en la nube de polvo que cuando las partículas se difuminan te muestra el desolador teatro de tu vida. Y estás ahí: sola, confusa, preguntándote cuanto tiempo has permanecido en el letargo sin ser consciente. ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que alguien te dio un abrazo de verdad? no uno de esos que te dan los desconocidos borrachos cuando te meten la lengua hasta la campanilla. ¿Cuanto tiempo llevas sin pedir ayuda, pero gritándola con los ojos? ¿Cuanto tiempo hace que dejaste de intentar ser piedra siendo cristal, para acabar hecha trizas? ¿Cuanto tiempo llevas vagando en la órbita cementerio buscando un puto satélite difunto que se choque contra ti?

1 de junio de 2013

Libros favoritos

Hace tiempo que quería elaborar la lista, y dado que hay personas interesadas en ella, he decidido publicarla. No están todos los que son, y el orden es bastante aleatorio. En breve espero hacer otra de películas.


1. El lobo estepario, Hermann Hesse.
2. El manantial, Ayn Rand.
3. 1984, George Orwell.
4. La metamorfosis, Franz Kafka.
5. Rebelión en la granja, George Orwell.
6. La conjura de los necios, John Kennedy Toole.
7. Middlesex, Jeffrey Eugenides.
8. Porno, Irvine Welsh.
9. Un mundo feliz, Aldoux Huxley.
10. El guardián entre el centeno, J. D. Salinger.
11. La ignorancia, Milan Kundera.
12. Demian, Hermann Hesse.
13. Crímen y castigo, Fiodor Dostoievski.
14. Las vírgenes suicidas, Jeffrey Eugenides.
15. Beatriz y los cuerpos celestes, Lucía Etxebarría.
16. Héroes, Ray Loriga.
17. Diario de golondrina, Amelie Nothomb.
18. Factotum, Charles Bukowski.
19. El viejo y el mar, Hemingway.
20. Rayuela, Julio Cortazar.
21. La insoportable levedad del ser, Milan Kundera.
22. El proceso, Franz Kafka.
23. La naranja mecánica, Anthony Burgess.
24. Alta fidelidad, Nick Horby.
25. El mundo de Sofía, Jostein Gaarder.

23 de mayo de 2013

Rechazo

Mañana es el aniversario de su muerte. Por ello estos días estoy pensativa, nostálgica, deprimida.
Me hago vieja. Pasan los días y los años sin que sea consciente de ello. Me agobio, no crezco, estoy en un perpetuo letargo. Todos a mi alrededor giran mientras permanezco anclada siendo un simple holograma de mí misma. Quiero detener el tiempo, puede que no ahora mismo, sin duda elegiría un momento en el que fui absolutamente feliz. Un momento que compartí, un día como hoy hace cuatro años.
Quiero amor, deseo, pasión, ternura, cariño. Pero al mismo tiempo tengo demasiado miedo. A que me hagan daño, al rechazo, a que la gente vea realmente como soy y no me quiera.
Y soy consciente de que es estúpido y absurdo porque por primera vez en mucho tiempo estoy aprendiendo, o volviendo, a no querer cambiar por otro el reflejo que me devuelve el espejo. A aceptar tal como son mis limitaciones y defectos, e intentar sacar de ellos la virtud.
Diane Arbus, Autorretrato ante el espejo
Sé que no soy perfecta, ni bonita, ni sensible. No soy una de esas chicas dóciles, pulcras y frágiles que buscan un príncipe azul. Puede que alguna vez buscase a alguien que me salvase. Ahora sé que únicamente puedo salvarme de mí misma, solo yo soy mi enemiga y a la vez mi amiga, y sin que cese la confrontación de lobos en mi interior, no podré lograr salir de ningún pozo.

Sé que la apariencia solo es una lacra que nos ata al moldeado espejismo que la sociedad intenta que alzancemos. A pesar de ello, no puedo evitar dudar continuamente de mi intelecto, mis pensamientos, mi físico. Intento día a día ser mejor de lo que fui, pero me pregunto, ¿mejor con respecto a qué?
¿Por qué tememos tanto el rechazo, por qué importa tanto la aceptación de los otros? ¿Es simple miedo a la soledad,  o se trata de un miedo más primario, más infundado?
Sea cual sea, hace tiempo que me di cuenta de que mi mayor miedo no es el rechazo, la soledad, ni siquiera la muerte. Mi mayor temor siempre ha sido la autodestrucción.

Acabar como él y que alguien  se deprima como yo haré mañana. Necesito mimos, necesito saber que hay alguien ahí.